miércoles, 8 de agosto de 2018

PEI

PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL

¿Qué es el PEI?

Es un instrumento técnico - pedagógico de planificación y gestión, que orienta todas las acciones necesarias para el crecimiento y fortalecimiento del centro educativo.

¿Qué características tiene el PEI?

      Se elabora e implementa de manera participativa y democrática.
      Define las convicciones y principios de la institución educativa.
      Tiene carácter prospectivo a corto, mediano y largo plazo.

¿Cuáles son algunos de los logros que  se pueden obtener al realizar el -PEI-?

      Responder a las necesidades educativas de la comunidad.
      Implementar planes de acción para mejorar aspectos  a nivel de aula, del centro educativo y con relación a la proyección a la comunidad.
      Concreción a nivel local del  Currículum Nacional Base.

¿Quiénes participan en la elaboración del -PEI-?
Es necesario que participe toda la comunidad educativa: directivos, docentes, personal administrativo, estudiantes, padres y madres de familia y líderes de la comunidad. 
Metodología para elaborar el PEI
A continuación le sugerimos la metodología a implementar para la elaboración del documento del PEI.  Para ello se han agrupado los diferentes componentes del proyecto en cinco aspectos de trabajo; cada uno responde a las diferentes áreas de información que se deben incluir en el documento y que se definen por su propio contenido.



9. Equipo del PEI
Las personas que integran el equipo PEI, serán los coordinadores de las diferentes comisiones que se formarán en la escuela para elaborar el documento. 
Por ejemplo:
        Coordinador el equipo PEI
        Comisión de redacción y       estilo
        Comisión de insumos gráficos
        Entre otras…

 7. Diagnóstico
           
FODA
            Es una estrategia metodológica que  permite realizar una evaluación  en cuatro dimensiones: fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. 
            El análisis del FODA permite   tomar decisiones y priorizar  los aspectos a  mejorar.

8. Líneas de acción
Al plantear cada una, se evidencia que:
                 Existe congruencia con las debilidades y  
      amenazas detectadas en el FODA.
                 Existe congruencia con el logro de  la visión y         la misión.
Ejemplo:
1.         Desarrollo del proyecto de formación del hábito de la lectura por placer.

Aspecto Filosófico:
ü  Componente No. 3: Visión
ü  Componente No. 4: Misión
Aspecto Pedagógico:
ü  Componente No. 5: Proyecto curricular
            5.1 Principios educativos del establecimiento
            5.2 Ejes del Currículum
            5.3 Perfil de ingreso y egreso de estudiantes
            5.4 Desarrollo curricular
            5.5 Valores
   5.6 Manual de convivencia
            5.7 Reglamento de evaluación

Aspecto de la organización administrativa:
ü  Componente No. 1: Presentación de la institución (incluir la caracterización de la misma)
ü  Componente No. 6: Aspectos de la organización administrativa
ü  Componente No. 10: Agenda para la presentación del PEI a la comunidad educativa

Aspecto de la justificación:
ü  Componente No. 2: Justificación
            Describir la importancia, propósitos y  beneficios
            que obtendrán con la implementación y ejecución del Proyecto Educativo Institucional.
           
                        ¿Por qué hacer el PEI? (razón)
                        ¿Para qué hacer el PEI? (propósito)
                        ¿Qué beneficios se obtendrán?
Aspectos complementarios:
ü  Anexos
ü  Carátula1
ü  Índice
ü  Notación de derechos de autor

Anexos
Adjuntar:
       Copia escaneada de  las Actas, Acuerdos o Resoluciones que posea la Institución, si ese es el caso.
       Boleta de recepción del PEI con Vo.Bo. de la Departamento/Subdirección Técnico Pedagógica

Notación de derechos de autor
Para proteger la privacidad de los PEIs y asegurar la originalidad y autenticidad de los mismos, en la contraportada del PEI incluya la siguiente notación de derechos reservados:
Todos los derechos reservados.  Prohibida la reproducción parcial o total de la obra.  Arts. Const. 24, 42 y 63; Dto. 33-98 22/01/98 y su reforma Dto. 56-2000 01/11/00

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Aprendizaje por Proyectos

Estas prácticas implican dejar de lado la enseñanza mecánica y memorística para enfocarse en un trabajo más retador y complejo; utilizar un enfoque interdisciplinario en lugar de uno por área o asignatura y estimular el trabajo cooperativo (Anderman & Midgley, 1998; Lumsden, 1994).

El aprendizaje por proyectos incorpora estos principios.

Utilizar proyectos como parte del currículo no es un concepto nuevo y los docentes los incorporan con frecuencia a sus planes de clase. Pero la enseñanza basada en proyectos es diferente: Es una estrategia educativa integral (holísitca), en lugar de ser un complemento.
 El trabajo por proyectos es parte importante del proceso de aprendizaje. Este concepto se vuelve todavía más valioso en la sociedad actual en la que los maestros trabajan con grupos de estudiantes que tienen diferentes estilos de aprendizaje, antecedentes étnicos y culturales y niveles de habilidad.
Un enfoque de enseñanza uniforme no ayuda a que todos los estudiantes alcancen estándares altos; mientras que uno basado en proyectos, construye sobre las fortalezas individuales de los estudiantes y les permite explorar sus áreas de interés dentro del marco de un currículo establecido.


¿EN QUÉ CONSISTE EL APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS?
Esta estrategia de enseñanza constituye un modelo de instrucción auténtico en el que los estudiantes planean, implementan y evalúan proyectos que tienen aplicación en el mundo real más allá del aula de clase
(Blank, 1997; Dickinson, et al, 1998; Harwell, 1997).

En ella se recomiendan actividades de enseñanza interdisciplinarias, de largo plazo y centradas en el estudiante, en lugar de lecciones cortas y aisladas.  Las estrategias de instrucción basada en proyectos tienen sus raíces en la aproximación constructivista. 

Se aprende construyendo nuevas ideas o conceptos, basándose en sus conocimientos actuales y previos.
Más importante aún, los estudiantes encuentran los proyectos divertidos, motivadores y retadores porque desempeñan en ellos un papel activo tanto en su escogencia como en todo el proceso de planeación.

Existe una amplia gama de proyectos: de aprendizaje mediante servicio a la comunidad, basados en trabajos, etc. Pero los proyectos auténticos tienen en común los siguientes elementos específicos.
  •  Centrados en el estudiante, dirigidos por el estudiante.
  •  Claramente definidos, un inicio, un desarrollo y un final.
  •  Contenido significativo para los estudiantes; directamente observable en su entorno.
  •  Problemas del mundo real.
  •  Investigación de primera mano.
  •  Sensible a la cultura local y culturalmente apropiado.
  •  Objetivos específicos relacionados tanto con el Proyecto Educativo Institucional (PEI) como con los estándares del currículo.
  •  Un producto tangible que se pueda compartir con la audiencia objetivo.
  •  Conexiones entre lo académico, la vida y las competencias laborales.
  •  Oportunidades de retroalimentación y evaluación por parte de expertos.
  •  Oportunidades para la reflexión y la auto evaluación por parte del estudiante.
  •  Evaluación o valoración auténtica (portafolios, diarios, etc.)


BENEFICIOS DEL APRENDIZAJE POR PROYECTOS
¿De qué manera beneficia a los estudiantes esta estrategia?
Este enfoque motiva a los jóvenes a aprender porque les permite seleccionar temas que les interesan y que son importantes para sus vidas. Adicionalmente, 20 años de investigación indican que el compromiso y la motivación posibilitan el alcance de logros importantes.

Investigaciones sobre los efectos a largo plazo en el currículo de temprana infancia, apoyan la incorporación del aprendizaje por proyectos tanto en edad temprana como en educación secundaria (Básica y Media) (Katz & chard, 1989).
Cada vez es más frecuente que los maestros trabajen con estudiantes que tienen un rango muy amplio de habilidades, que provienen de medios culturales.
El aprendizaje basado en proyectos ofrece una posibilidades de introducir en el aula de clase una extensa gama de oportunidades de aprendizaje.
La incorporación de proyectos al currículo no es ni nueva ni revolucionaria. La educación abierta de finales de los años 60 y principios de los 70 dio un impulso fuerte a comprometerse activamente los proyectos, a las experiencias de aprendizaje de primera mano y a aprender haciendo
El enfoque Regio Emilia para edad temprana, reconocido y aclamado como uno de los mejores sistemas educativos que existen en el mundo, se basa en proyectos

Los principales beneficios del aprendizaje basado en proyectos

Preparar a los estudiantes para los puestos de trabajo.
Los estudiantes se exponen a una gran variedad de habilidades y de competencias tales como colaboración, planeación de proyectos, toma de decisiones y manejo del tiempo.

Aumentar la motivación.
 Los maestros con frecuencia registran aumento en la asistencia a la escuela, mayor participación en clase y mejor disposición para realizarlas tareas.

Hacer la conexión entre el aprendizaje en la escuela y la realidad.
Los estudiantes retienen mayor cantidad de conocimiento y habilidades cuando están comprometidos con proyectos estimulantes. Mediante los proyectos, los estudiantes hacen uso de habilidades mentales de orden superior en lugar de memorizar datos en contextos aislados sin conexión con cuándo y dónde se pueden utilizar en el mundo real.

Ofrecer oportunidades de colaboración para construir conocimiento.
El aprendizaje colaborativo permite a los estudiantes compartir ideas entre ellos o servir de caja de resonancia a las ideas de otros, expresar sus propias opiniones y negociar soluciones, habilidades todas, necesarias en los futuros puestos de trabajo.


Aumentar las habilidades sociales y de comunicación.
Aumentar la autoestima.
Los estudiantes se enorgullecen de lograr algo que tenga valor fuera del aula de clase (Jobs for the future, n.d.).
Permitir que los estudiantes hagan uso de sus fortalezas individuales de aprendizaje y de sus diferentes enfoques hacia este (Thomas, 1998).
Posibilitar una forma práctica, del mundo real, para aprender a usar la Tecnología.


PLAN GENERAL DE EDUCACIÓN


LA FORMACION DEL PLAN GENERAL DE EDUCACION

LA FORMULACIÓN DEL PLAN GENERAL DE EDUCACION

1.    EL OBJETO DE LA PROGRAMACIÓN
Si el diagnóstico se efectuó cuidadosamente se tendrá un conocimiento cabal de la situación actual de la educación, de los factores que en forma aislada y combinada la determinan, y de lo que cabe esperar de ella en el futuro según las tendencias de evolución observadas; Se habrán evaluado la situación y las tendencias a la luz de los preceptos sobre obligatoriedad escolar, la demanda social de educación y los requerimientos de formación general y especializada en vista del desarrollo económico y social y de normas sobre niveles razonablemente exigibles de productividad y calidad.

Corresponde entonces emprender la compleja labor de trazar un plan de duración y contenido precisos para actuar de modo sistemático sobre la situación presente y hacerla evolucionar en el sentido definido en los patrones normativos utilizados para evaluarla.

No hay fórmulas o modelos que permitan de modo fácil, directo y automático, definir la acción que debe emprenderse frente a una realidad educativa determinada, aun suponiendo que se cuente con un diagnóstico preciso de las necesidades por satisfacer y de las deficiencias del actual sistema educativo.

La programación constituye un ejercicio complejo de raciocinio, proyección y cálculo donde mediante aproximaciones sucesivas y yuxtaposición de medios alternativos, se llega a establecer un modelo "óptimo" de desarrollo de la educación, durante un lapso de tiempo determinado, telendo en cuenta siempre las limitaciones que imponen:

ü  la situación educativa de la cual se parte y los diversos grados de probabilidad de alterar su dinámica interna;
ü  las circunstancias generales de orden socioeconómico y sus efectos limitativos o estimulantes sobre la educación;
ü  los recursos financieros con que se dispondrá; y
ü  el tiempo necesario para poder contar con los recursos humanos y físicos indispensables.

Los elementos que intervienen en la programación son los mismos que se mencionaron a propósito del diagnóstico y da los análisis que éste supone; difieren en que, mientras en él ¡diagnóstico los aspectos y cifras relativas a los sistemas de educación se toman como "datos" y son objeto de evaluación, en la programación son objeto de proyección y decisión.

Así, por ejemplo, los tipos de coeficientes o índices, que en el diagnóstico se emplean como "indicadores'' de situación, son los mismos que luego se usan en el plan púa fijar metas. Los criterios o patrones normativos que se utilizan en el diagnóstico para juzgar la situación presente son los mismos que se aplican en la programación para establecer los objetivos y las metas del plan de educación. Los criterios o patrones normativos son los que articulan la etapa del diagnóstico con la de programación y aseguran que ambas se desarrollen sin solución de continuidad.

Puesto que en capítulos anteriores se trató lo referente tanto a los análisis y previsiones indispensables para un adecuado planeamiento de la educación como a los criterios normativos, aquí sólo se abordarán algunos aspectos formales y más específicos de la programación. En el proceso de programación es conveniente diferenciar, por lo menos, tres fases:
1.   primera, cuando los encargados del planeamiento, vistas las conclusiones del diagnóstico, elaboran esquemas alternativos de planes generales, con combinaciones diferentes de metas^, plazos, requerimientos y recursos financieros y hacen explícitas las consecuencias que derivarían de la adopción de cada una de las alternativas;
2.    una segunda fase, cuando se someten las alternativas a análisis y selección por parte de los responsables de las decisiones en materia educativa; y
3.    tercera, cuando se procede a estructurar en detalle el plan que realizaría la alternativa elegida.

Estas fases son absolutamente indispensables, si se quiere asentar sobre una base firme la labor de formidación del plan y contar, por anticipado, con la posibilidad de su adopción.

Sobre todo, a propósito de la segunda fase que establece un diálogo fructífero entre los planificadores y ejecutivos, entre técnicos y políticos y evita el distanciamiento inconveniente y erróneo entre técnicos, que preparan "un plan" que juzgan definitivo, y ejecutivos que no lo toman en consideración cuando no lo cambian o reestructuran.

 2.    LOS PLAZOS EN EL PLAN DE EDUCACION
El planeamiento de la educación implícala determinación de metas y el ordenamiento de acciones a corto, mediano y largo plazo. La extensión de estos plazos variará según las circunstancias especiales de cada país; -sin embargo, se está de acuerdo que, dada la índole de los procesos educativos, el plan debe encuadrarse dentro de una perspectiva de tiempo no menor del que requiere el proceso educativo completo.

Los tres plazos antes mencionados no constituyen tres planes sino tres niveles de detalle operativo, decreciente a medida que estos plazos se alejan del momento inicial de ejecución del plan. Más aún, estos tres plazos se apoyan mutuamente, aunque en diversa forma; el más remoto proporciona orientación; el más cercano, echa las bases sobre las que deben operar los plazos siguientes. Sin embargo, con el transcurso del tiempo las previsiones concebidas para plazos medianos y largos deben ganar en detalle hasta adquirir las mismas características operativas del plan a corto plazo:

El contenido del plan de educación, en cada uno de los plazos, tiene características propias en cuanto al detalle y al énfasis que debe ponerse sobre determinados aspectos. A corto plazo se concentrará la atención sobre la supresión de las deficiencias institucionales que ocasionan las pérdidas anormales del sistema, y sobre la preparación de las infraestructuras que permitirán el mejoramiento y expansión crecientes y sistemáticos previstos en los objetivos y metas del plan total.
ü  En primer lugar, debe lograrse la utilización óptima de los recursos humanos, materiales o financieros disponibles.
ü  En segundo lugar, deben solucionarse las deficiencias existentes en la prestación en lo que se refiere a personal y elementos materiales, tratando de eliminar, en lo posible, las diferencias cualitativas y cuantitativas de carácter regional o zonal.
ü  En tercer lugar, se realizarán las inversiones necesarias para los primeros años del período siguiente y preparar el personal requeridos por tales inversiones.

La programación a corto plazo debe ser completa e ir acompañada de una mejora en la organización y procedimientos administrativos de trabajo que permita alcanzar las metas previstas. En la mente del programador debe predominar la idea que deben hacerse más eficientes los servicios actuales y debe mejorar la capacidad operativa de los mismos antes de iniciar la expansión; en esta programación los servicios deben quedar definidos en todos sus detalles y los programas de acción incluir la elaboración del presupuesto.

A mediano plazo se preverá el incremento y consolidación de las acciones emprendidas a corto plazo para aumentar la capacidad operativa de la administración, mejorar los índices de rendimiento y costos, etc. Durante este período, el crecimiento del sistema comenzará a operarse de modo sistemático de acuerdo con las tasas requeridas para la obtención de los objetivos finales del plan. Deben entrar en plena acción las reformas del sistema escolar y su administración, para ello se señalan pasos preparatorios y se determinan los factores de eficacia a corto plazo; de todos modos, no es necesaria una definición tan detallada de las acciones como para el plan a corto plazo.
Las previsiones para el último período del plan son, por su naturaleza de carácter general; su papel consiste en servir de orientación para la programación a corto y mediano plazo, y para, en su oportunidad, contar con un marco de referencia que permita evaluar los resultados de la acción a mediano plazo. Una buena práctica que asegura continuidad al proceso, es evaluar al término del plan a mediano plazo los resultados obtenidos y con esta base elaborar otro plan, nuevamente a largo plazo, en el que el último período previsto en el anterior se convierte en el plazo intermedio del nuevo.

3.    PLAN, PROGRAMAS Y PROYECTOS
Suele establecerse un distingo entre "planeamiento" y "programación". La cuestión terminológica no importa demasiado, pero sí el sentido de la distinción y su utilidad para fines operativos. El "planeamiento" consistiría en trazar el cuadro general de objetivos, metas, instrumentos y recursos, vale, decir, los grandes lineamientos y direcciones de la política para el desarrollo de la educación en su conjunto.

La "programación" sería la previsión y el ordenamiento detallado de la actividad necesaria para realizar tal política en sus diversos objetivos, aspectos y elementos. El "planeamiento" se expresaría en el plan general de educación; el resultado de la "programación" serían los programas, subprogramas y proyectos, encuadrados funcionalmente dentro del plan general. La división del plan en programas, subprogramas y proyectos, tiene como finalidad es sistematizar la tarea de programación y al mismo tiempo definir las diversas unidades administrativas responsables de su ejecución. Los criterios que se utilicen para realizar la subdivisión no pueden ni deben ser rígidos.

Lo fundamental es obtener una distribución adecuada del trabajo de programación y la mayor claridad posible al presentar los programas. La división permite informar con mayor detalle, tanto al público como a los diferentes niveles de la administración, sobre las características especiales de cada programa y de los diversos propósitos de la acción educativa, consiguiendo así más fácilmente el apoyo para dichos propósitos y la coordinación con otros programas del sector educativo o de otros sectores. Un ejemplo típico de subdivisión sería adoptar como programa la educación primaria de un país, como subprograma la educación primaria de una provincia y como proyecto una escuela o un núcleo escolar específico.

     a)    Criterios aplicables.
En líneas generales la diferencia entre los conceptos de programa, subprograma y proyecto estaría dada por distintos grados de concreción. Son tres, fundamentalmente, los criterios que pueden combinarse para determinar los programas, subprogramas y proyectos del plan general de educación.
- El criterio técnico, según el cual la división se haría en función de los diferentes niveles, ramas, modalidades o aspectos especiales del sistema educativo.
- El criterio administrativo, para el cual la subdivisión se establecería de acuerdo con las respectivas unidades responsables de la ejecución.

b)    Problemas específicos de la formulación de proyectos.
Algunas consideraciones especiales merecen el problema de la determinación de los proyectos. En primer lugar, interesa referirse a la doble interpretación que puede darse al término proyecto; una de esas interpretaciones es la brindada en párrafos anteriores, en el sentido de la subdivisión menor y más concreta de la programación, y la misma presupone que todo plan de educación debe traducirse y ejecutarse a través de proyectos.

La otra es la que concibe el proyecto como la programación de la actividad en un sector o aspecto estratégico para el desarrollo educativo y el desarrollo económico y social; es éste el sentido atribuido a los proyectos en los acuerdos de ayuda externa para la educación. innecesario será advertir que ambos tipos de proyecto; cumplen una función necesaria; uno, concretando todas las acciones que implican el cumplimiento de objetivos y metas del plan de educación, y el otro, concentrando determinados esfuerzos en aspectos estratégicos y de efecto multiplicador sobre el desarrollo educativo.

Suele plantearse a veces una falsa oposición entre planificación global y planificación entendida como suma de proyectos. Sin embargo, en principio, inconcebibles son tanto una programación global cuya eficacia no se asegure a través de proyectos, como proyectos que no justifiquen su valor estratégico dentro del conjunto de necesidades del respectivo sector del desarrollo.

Lo que sí puede ocurrir es que durante un primera etapa de la planificación cuando no se den todavía las circunstancias para una afectiva planificación integral, resulte necesario concentrar la acción en unos cuantos proyectos impulsores del desarrollo; pero aún en este caso, y dentro de los límites de la información disponible, es indispensable siempre contar con una imagen de conjunto de la situación y problemas del sector educativo que permita definir el papel que desempeñará cada proyecto y el tipo de efectos que del mismo se esperan.


c)    Requisitos para la formulación de proyectos.
Los proyectos de educación, cualquiera sea el sentido que se le atribuya al término, pueden referirse a un aspecto que afectará a todo el desarrollo educativo, tal el caso de un proyecto de investigación y experimentación; o a un aspecto que incide sobre todo un nivel o tipo de enseñanza, como sería un proyecto de elaboración y distribución de textos para la educación primaria; o al desarrollo educativo de una zona o localidad determinada, como sería un proyecto para desarrollar un núcleo escolar; o a una institución singular, como sería un proyecto de instalación de una escuela de ingeniería textil, etc.
En todos estos casos, y a pesar de las diferencias, los proyectos presentan tres características comunes: se refieren a aspectos parciales; constituyen una unidad de operación por su objetivo y características concretas; y exigen una unidad de dirección, control y evaluación específicas. De acuerdo con lo anterior en todo proyecto deben especificarse los siguientes elementos:
ü  objetivo y metas en término de campo concreto de la actividad, necesidades por satisfacer, volumen de población escolar que se beneficiará y producto del proyecto;
ü  período de duración y etapas intermedias de ejecución;
ü  recursos físicos, humanos y financieros necesarios;
ü  presupuesto del proyecto;
ü  unidad responsable de la ejecución; y
ü  lugar de la actividad.
Para este último elemento deben tenerse en cuenta básicamente los estudios de carácter local que dejarán claramente establecidas:
- la demanda real y potencial de educación definida por la población y sus posibles variaciones y los egresados de niveles previos; las necesidades específicas de formación de recursos humanos derivadas de las actuales características socioeconómicas del área, y de proyectos específicos de desarrollo en marcha o en vías de establecerse; confluencia de circunstancias que favorecen, o dificultan, la construcción y funcionamiento de los establecimientos que constituyen el proyecto, tales como existencia de materiales, vías de comunicación, energía, agua, etc. Lógicamente, la justificación del proyecto se define por el papel efectivo que cumpla dentro del contexto de las necesidades educativas, nacionales y regionales, las cuales responde el programa del cual forma parte; asimismo, una eficacia dependerá del grado de coordinación con los restantes proyectos del programa o sectores paralelos.


 4. LAS OPERACIONES FUNDAMENTALES EN PROGRAMACION
No es posible establecer normas de aplicabilidad general, y menos aún recomendaciones minuciosas sobre cómo proceder para formular un Plan de Educación y qué contenido darle; sólo se pueden señalar los tipos de operación que es necesario efectuar y los elementos mínimos de la educación sobre los que deben tomarse decisiones. La formulación de un plan es una labor práctica que se realiza considerando situación y necesidades concretas y cuidadosamente diagnosticadas, recursos disponibles o previsibles y aplicando procesos administrativos y técnicos y políticos que adoptan formas muy diferentes según el caso. Sim embargo, hay ciertos aspectos formales inherentes a la naturaleza misma del método programático y es a ellos que se alude en los capítulo siguientes; estos aspectos son:
ü  la formulación explícita de los objetivos de desarrollo cultural, social y económico a cuyo logro contribuirá el plan sectorial de educación;
ü  la definición explícita de los objetivos específicos de orden educativo que se persiguen;
ü  la traducción de los objetivos a metas de resultados de extensión de los servicios educativos;
ü  la identificación de los cambios institucionales necesarios para el cumplimiento de los objetivos y metas;
ü  la calificación y cuantificación de los requisitos físicos, instrumentales y de personal, indispensables para el cumplimiento de las metas y los cambios institucionales;
ü  la estimación del costo y de las disponibilidades de recursos para realizar las actividades contempladas en el plan;
ü  y, finalmente, las previsiones relativas a la organización de la actividad y la distribución de responsabilidades en la formulación, ejecución, control, coordinación y evaluación del plan.

5.LA FORMULACION DE OBJETIVOS
Los objetivos expresan las necesidades y propósitos a los que responde el plan educativo y, por lo tanto, la índole y dirección del esfuerzo que el mismo presupone. Deben formularse en términos que abarquen tanto las finalidades de orden cultural, social y económico perseguidos como el resultado específicamente educativo. Lo dicho significa que el plan de educación debe establecer un doble tipo de objetivos:
a.    los que surgen como resultado del análisis y la reflexión sobre el papel que le corresponderá desempeñar a la educación, globalmente y en sus diversos niveles y aspectos, en relación con los objetivos y acciones del plan nacional de desarrollo, con el propósito de elevar los niveles de vida de la población, incrementar las tasas de crecimiento, lograr cambios estructurales de la economía, y acelerar la evolución y los cambios sociales; y
b.    los que traduzcan los anteriores en objetivos más concretos y específicos de desarrollo educativo relacionados con el producto que se necesita obtener del sistema.

a)    Los objetivos de carácter cultural, social y económico.
La formulación de objetivos sociales, culturales y económicos del plan queda facilitada y adquiere la funcionalidad debida, cuando se la efectúa como parte y como consecuencia del proceso más amplio de fijación de los objetivos de un plan general de desarrollo nacional.
 La articulación del plan educativo con el plan general de desarrollo es indispensable y adquiere su sentido más concreto para la fijación de metas y la asignación de recursos financieros, pero siempre debe ser consecuencia de la articulación más sustancial y necesaria de la fijación de los objetivos del desarrollo nacional. Cuando se examinan los planes de educación formulados en algunos países, se observa que en ellos se ha prescindido por completo de la determinación de tales objetivos o que los mismo se han reducido a la formulación literaria y convencional de principios o aspiraciones genéricas.
Por otra parte, muchos planes generales de desarrollo incluyen, a propósito de los llamados "sectores sociales", un "capítulo" de educación, yuxtapuesto y añadido a los restantes, sin que aparezca nunca de modo claro la relación del plan educativo con los objetivos y necesidades a los que responde el plan general. Por ser tan importantes, en los planes de educación constan de modo expreso los objetivos así concebidos; aunque son todavía más importantes los efectos colaterales que se obtienen como resultado de su proceso de fijación.
En efecto, con motivo de este proceso se toma conciencia de la relación concreta que debe establecerse entre educación y desarrollo en el respectivo país y se definen las respuestas que los sistemas educativos deben dar frente a los requerimientos de tal desarrollo; entonces surge la oportunidad para que los diversos sectores de la actividad nacional educativa lleguen a un acuerdo sobre las características fundamentales que debe tener el desarrollo futuro de la educación.
Estos objetivos, por otra parte, son los que otorgan un sentido nacional al quehacer de administradores y maestros, y confieren motivación suficiente a sus esfuerzos; sirven para crear una conciencia nacional con respecto a la educación y hacen del planeamiento algo más que una simple previsión de la expansión de los servicios educativos o una mera racionalización de su proceso administrativo.
Hay unos pocos ejemplos en años recientes que demuestran la eficacia que-pueden adquirir los sistemas educativos y su influencia directa sobre el desarrollo, cuando la extensión y los cambios perseguidos se efectúan a partir de una imagen clara de los objetivos nacionales en función de los cuales debe desenvolverse la educación, y cuando se adopta una política decidida y activa dirigida a obtener tales objetivos.

b)    La definición de los objetivos específicos de orden educativo.
Los objetivos específicos del plan definen el tipo de resultados de orden educativo propiamente dicho que se espera obtener.
Deben distinguirse de las "metas" que, en sentido estricto, son objetivos cuantificados y a los cuales se asignan tiempos precisos para su obtención. Un objetivo sería, por ejemplo, superar los desequilibrios en la atención educativa a los diferentes sexos, regiones o estratos socioeconómicos del país respectivo; las metas indicarían en qué grado esto se piensa alcanzar al final del plazo asignado al plan y en cada una de las fases de su aplicación.
Otro objetivo sería modificar fundamentalmente la composición de los egresados de la educación superior de acuerdo a los cambios previsibles o proyectados en la estructura de la economía; las metas fijarían el número, o las proporciones de egresados, y por lo mismo, la estructura cuantitativa de la población matriculada en las- diversas facultades o ramas de la enseñanza superior.
Es evidente que no todos los objetivos pueden ser traducidos directamente a metas, por lo menos en todas las actividades y medidas que su obtención implica; piénsese, por ejemplo, en los niveles de conocimiento y en las características de la formación y del contenido de la educación. Sin embargo, aún en estos casos, es imprescindible definir con la mayor precisión la índole de los objetivos que se trata de lograr, el tiempo o fase del plan durante el cual se, obtendrán, el proceso y los procedimientos de la actividad necesaria para alcanzarlos y las implicaciones, éstas si cuantificadas, en cuanto a recursos humanos, físicos, instrumentales y financieros indispensables.
No es posible hacer una clasificación de todos los objetivos que podrían señalarse en un plan educativo. Ellos derivarán, en cada caso, de las necesidades y problemas evidenciados y jerarquizados por el diagnóstico, y de las decisiones políticas; y éstas son, en último término, las que deciden los objetivos. La racionalidad, sin embargo, de las decisiones políticas requiere una coincidencia con las necesidades objetivas que señale el diagnóstico.
De modo general, los objetivos del plan de educación pueden situarse en los siguientes campos:
ü  el grado de universalidad y gratuidad que se conferirá a los diversos niveles y tipos de educación;
ü  los propósitos por lo que corresponde a la superación de los desequilibrios en la atención educativa;
ü  las funciones específicas que deberán cumplir cada uno de los niveles y tipos de enseñanza dentro de la totalidad del proceso educativo y en relación con necesidades culturales, sociales y económicas específicas;
ü  los tipos y niveles dé resultados educativos alcanzables en cada nivel y tipo de enseñanza.
En muchos casos, objetivos previamente fijados siguen teniendo valor y deben ser incorporados al cuadro de objetivos del plan; en otros, será necesaria una auténtica reformulación de los objetivos que perdieron vigencia; y en otros casos, en fin, habrán de incorporarse objetivos exigidos por nuevas responsabilidades asignadas a la educación.

6.    LA FIJACION DE METAS
La determinación de metas constituye un proceso cuya complejidad e implicaciones trasciende el simple problema técnico de la proyección estadística. En efecto, entran aquí en juego una serie de elementos y exigencias de índole muy diversa cuya coordinación es difícil y requiere de los planificadores un alto grado de prudencia y responsabilidad.

A)   Algunos criterios que deban conjugarse.
Los elementos que deben conjugarse para determinar las metas son los siguientes:
ü  las tendencias observadas en el desarrollo educativo en punto a tasas de crecimiento y evolución de la estructura de la matrícula y de los egresados;
ü  los requerimientos cuantificados de egresados del sistema, con niveles y tipos diversos de educación, para satisfacer las demandas educativas de la fuerza de trabajo;
ü  los requerimientos de política social acerca del aumento de oportunidades educativas para la población;
ü  las mejoras en los coeficientes de productividad del sistema. Un estudio de los planes formulados en diferentes países pone en evidencia diferencias en lo tocante al énfasis puesto en uno u otro de estos elementos que, por otra parte, implican métodos diferentes de fijación de metas.
Sin embargo, las metas del plan de educación deberían surgir de conjugar las hipótesis de desarrollo educativo implícitas en cada uno de estos elementos y sus consecuencias de orden cultural, socioeconómico y financiero. Un grave obstáculo para la combinación adecuada de los anteriores elementos puede encontrarse es la escasez o la poca confianza que ofrecen los datos necesarios, como ocurre, por ejemplo, con los estudios de requerimientos de recursos humanos en los países en vías de desarrollo.
 Desde luego que esta falta de datos no puede impedir su consideración aun cuando sólo, sea en términos globales. Como el planeamiento es un proceso continuo, cabe rectificar las cifras periódicamente al ir mejorando los métodos de investigación y ampliando de este modo los elementos de juicio.

B)   El proceso de fijación de metas:
La operación de fijar metas consiste en traducir los objetivos y prioridades de la política educativa en resultados cuantificables de los servicios educativos a obtener en plazos definidos.
I)             El proceso comienza con un intento de fijación de metas para el que se consideran las necesidades educativas puestas en evidencia por el diagnóstico, tipo de solución y plazos deseables para satisfacerlas; el análisis de los requisitos para el cumplimiento de esas metas mostrará luego la posibilidad de alcanzarlas. Por ello, las metas definitivas del plan de educación sólo pueden ser fijadas después que se han calificado y cuantificado, al menos de modo global, los requisitos en materia de insumos físicos, exigencias de personal y recursos financieros, así como la capacidad operativa de la administración para desarrollar las actividades respectivas en los plazos previstos. trata de uno de los ejercicios más complejos del proceso de planeamiento donde, mediante aproximaciones sucesivas, distintos tipos de soluciones, magnitudes diversas, diferentes combinaciones de recursos y distintos lapsos, se llega a precisar las metas máximas de desarrollo educativo alcanzables dadas las limitaciones de recursos.

La operación se efectúa confrontando modelos alternativos de desarrollo de la educación y sus diversos requisitos y consecuencias. En la configuración de estos modelos puede seguirse un doble camino: prever primero los recursos financieros teóricamente disponibles para la educación y determinar luego las metas máximas que podrán obtenerse dentro de ese límite; o establecer las metas deseables y luego estimar sus implicaciones de orden financiero. Los dos procedimientos no son contradictorios sino complementarios; más aún, las metas definitivas del plan educativo debieran resultar- de la combinación de ambos. Siempre es necesario partir de una previa estimación de las tasas de crecimiento del sistema educativo que podrían obtenerse utilizando mejor los recursos disponibles en el momento.

Esto se hará mediante la evaluación del grado de aprovechamiento de los recursos físicos, del personal e instrumentos disponibles. En casos extremos cuando no se pueden aumentar los recursos financieros para la educación con un ritmo mayor que el actual, será necesario trazar un plan de metas mínimas, tomando como base este mejor aprovechamiento de los recursos disponibles.

II)            Las metas deben fijarse tanto para el desarrollo educativo en su conjunto como para cada uno de los niveles y modalidades de enseñanza. Una de las operaciones más delicadas de la programación consiste precisamente en fijar metas para responder a requerimientos específicos de cada uno de estos niveles y modalidades y en su coordinación para asegurar un desarrollo coherente y bien equilibrado del sistema educativo en su conjunto.
En la práctica, parece conveniente proceder del modo siguiente: se iniciará un trabajo simultáneo en el plan de los organismos generales de planeamiento, de las direcciones y secciones o instituciones directamente responsables de la producción de los diversos niveles y modalidades de la enseñanza y en el de las autoridades educativas regionales o locales.

Cuando dispongan de los resultados de un diagnóstico global de la situación y las necesidades nacionales en materia educativa, los organismos de planeamiento elaborarían esquemas o hipótesis de desarrollo general de la educación; mientras tanto, en los niveles nacional y regional de la administración educativa se formularían proyectos parciales de desarrollo educativo. Luego surgirá el proceso de establecer su compatibilidad. Esta segunda operación conduce ordinariamente a revisar el proyecto global del organismo de planeamiento y los proyectos parciales elaborados fuera del mismo, para llegar a un plan que satisfaga tanto las necesidades específicas de cada uno de los niveles y modalidades de enseñanza como las que se le plantean a la educación en su conjunto. Este procedimiento permite, además, establecer el equilibrio adecuado en la asignación de recursos para la educación conforme a un cierto orden de prioridades.

III)           Todos los elementos cuantificables del desarrollo educativo son susceptibles de ser y deben ser objeto de metas y submetas: la matrícula por atender, la cantidad de maestros, de edificios y aulas escolares, de textos, etc..y por lo tanto los recursos financieros que deben estar disponibles en las diversas fases del plan.

Sin embargo, las metas fundamentales del plan de educación se formularán en términos tanto de población que debe estar incorporada a cada nivel y modalidad de enseñanza y en sus diferentes grados, como de la cantidad de individuos que se espera egresarán de los mismos después de haber completado sus cursos.

La formulación explícita de este doble tipo de metas es indispensable no sólo por la necesidad de establecer la debida coherencia entre ellas, sino porque tiene tanta importancia asegurar un producto determinado del sistema escolar como ampliar como fin en sí mismo las oportunidades educativas, aunque no todos los que ingresen a los diversos niveles lleguen a conocerlos.

Esto en modo alguno significa que el plan debe admitir como un hecho consumado la deserción y los desperdicios; pero en los países en desarrollo es tan urgente incorporar a los sistemas escolares la mayor cantidad de población posible como obtener cantidades determinadas de egresados para satisfacer requerimientos específicos de recursos humanos. Las metas de matrícula y de egresados deberán ir acompañadas de las correspondientes submetas de incorporación de nueva matrícula, de retención en cada grado y de promoción de uno a otro grado y nivel de la enseñanza.

En definitiva, el logro de estas submetas tendrá como consecuencia alcanzar las metas de escolarización y de egresados. En muchos planes de educación no están formuladas de modo expreso, aunque se las haya considerado para la operación matemática de determinarlas metas de matrícula y de egresados. En esta forma no se encuentran en dichos planes previsiones de actividades y recursos indispensables para resolver los dos mayores problemas de la educación en muchos países: las tasas extremadamente bajas de retención y promoción.

IV)          Aunque es frecuente separar en la práctica los aspectos cualitativos y cuantitativos del desarrollo educativo para fines de análisis, y por la respectiva importancia que ambos tienen para la educación y absorción de recursos, en el proceso de planeamiento se los considerará como dimensiones de un mismo problema; las decisiones en función de uno de estos aspectos implican consecuencias en el otro.

Las metas se formulan en términos de la cantidad de individuos que recibirán una determinada educación, en lo cual ya está implícita la referencia cualitativa; esto indica que antes de establecer las metas es necesario tomar decisiones sobre el mantenimiento de la situación actual o los cambios a operar en la estructura de las enseñanzas, su contenido, su nivel y duración.

Estos cambios podrán parecer necesarios per se, para incrementar la eficiencia del sistema educativo, condición para el cumplimiento de objetivos culturales, sociales y económicos, o requisito para que las metas consideradas "máximas" puedan cumplirse.

El primer caso abarca, por ejemplo, los cambios introducidos para disminuir los desertores; el segundo, los cambios en la duración de la escuela obligatoria y gratuita; y el tercero, los cambios exigidos por, los requerimientos de calificación de la fuerza de trabajo para obtener determinadas metas de desarrollo económico. En consecuencia, las decisiones sobre qué educación dar y a cuántos individuos, son interdependientes;
Los problemas de la reforma educativa y los de prever la expansión y el equilibrio en el crecimiento del sistema educativo se condicionan.

V)            Los pasos en el proceso de fijar las metas sería la determinación de los volúmenes de matrícula por cursos y años del sistema educativo en su conjunto (metas globales), y la distribución de estas metas por ramas de enseñanza, regiones del país o instituciones (metas de programa).

Las metas globales constituyen un indicador del orden de magnitud del sistema educativo en cada uno de los años del plan, y su estimación, hecha teniendo en cuenta los cuatro elementos antes citados, debe partir del volumen total de egresados que se pretende alcanzar durante el período en cada uno de los niveles. En función del producto deseado pueden determinarse las correcciones necesarias de las tendencias y de los coeficientes de rendimiento y eficacia del sistema.

Es necesario dividir las cifras de matrícula y de egresados según los niveles de educación, regiones del país, modalidades de enseñanza o cualquier otro elemento que se considere conveniente para identificar con mayor exactitud las obligaciones que deben cumplir las diferentes unidades jerárquicas de la administración educativa, o, lo que es Ío mismo, los resultados que deben alcanzarse en cada uno de los programas, sub programas y proyectos en que se divide el plan.

Por otra parte, es necesario identificar como metas inmediatas del programa, más directamente relacionadas con la acción a realizar, el número de unidades operativas que deben funcionar cada año. El número de unidades de prestación de los diferentes tipos estará de acuerdo con la magnitud de recursos asignados, o, siguiendo un criterio de economía, para obtener el máximo de resultados con el mínimo de recursos. Las utilidades de prestación de servicios son los medios técnicos disponibles para obtener los resultados (egresados y matrícula) con los recursos financieros que se pueden utilizar y constituyen, los elementos que deben obrar en la tarea de programación.

7.    IDENTIFICACION DE LOS CAMBIOS INSTITUCIONALES NECESARIOS

Por identificación de cambios institucionales se entiende el proceso que posibilita determinar los elementos forma les constitutivos del sistema educativo que deben ser objeto de transformación, para asegurar el cumplimiento de los objetivos y metas del plan; aunque tales cambios suponen revisar disposiciones legales de la materia, ni se limitan ni se asemejan a ellas.

a.    Sentido de los cambios institucionales en el proceso de planeamiento.

Los cambios institucionales dentro del planeamiento educativo evocan el recuerdo de las reformas escolares; sin embargo, no se identifican con éstas y, en cierto modo, al situarlas dentro del planeamiento de la educación se enriquece su sentido con connotaciones que, si bien encuadran dentro de la actitud racional moderna, no fueron tan evidentes en épocas aún recientes. No es éste el lugar para desarrollar una discusión académica -por otra parte, estéril- sobre la posibilidad de la planificación educativa sin reformas escolares o la de reformas sin planes.

En teoría pueden elaborarse planes de educación que no impliquen reformas escolares, aunque no es imaginable una reforma que no surja de un diagnóstico y sometida al proceso de programación. En el caso concreto de los países en desarrollo todo planeamiento educativo parece exigir necesariamente cambios institucionales.

Las reformas educativas se han caracterizado por ampliar en forma paulatina sus áreas de aplicación. A los cambios puramente didácticos siguieron las innovaciones en los currículos, culminando el proceso con el movimiento reformista de estructuras escolares que caracteriza al siglo XX. La parcialidad de las áreas contempladas en las reformas tradicionales estuvo asimismo acompañada de una interpretación restringida de las funciones de la educación; se consideró no solamente a la escuela sino a cada uno de los campos de reforma como una unidad aislada con sentido completo en sí misma, descuidando las vinculaciones de diverso, género que tienen con el resto del sistema y con la situación cultural, económica y social del medio donde funcionan.

 En la concepción de reforma que exige el planeamiento educativo no sólo se amplían las áreas de cambio incluyéndose aspectos hasta ahora ausentes o descuidados, por ejemplo, coordinación del sistema escolar regular con otros caminos de formación extraescolar -sino también se "racionalizan" los cambios tanto en lo que respecta a su finalidad como en lo que atañe a sus condiciones y consecuencias.

Por una parte, se adquiere mayor conciencia de la importancia y naturaleza compleja de la "institucionalización" de las actividades educativas; por otra, se presta mayor atención a la interdependencia que existe entre todos los aspectos y componentes de un sistema educativo y de éste con su contexto social. Por consiguiente, las reformas dentro del planeamiento educativo se distinguen de las tradicionales por tres características básicas: racionalidad, inserción dentro de un contexto global, preparación y realización siguiendo el método y proceso de programación.

Cuando un plan educativo introduce cambios en los sistemas escolares siempre debe hacerlo persiguiendo una mayor eficiencia tanto en su conjunto como en el área afectada por el cambio. Las reformas escolares poseen, por consiguiente, para el planificador educativo el carácter de medios para lograr fines precisos.


Pueden, así, ser necesarias para responder mejor a la demanda social y económica de educación, disminuir la pérdida de alumnos, elevar el nivel de preparación de los graduados, coordinar y agilitar la estructura del sistema, y asegurar un mejor aprovechamiento de sus recursos, etc.

La precisión y racionalidad en los cambios propuestos en estos planes está complementada por su inclusión dentro de un contexto educativo y social mayor, no sólo se los considera dentro del conjunto del sistema sino también dentro del marco más amplio de las características, necesidades y posibilidades del país.

Puede suceder, que, desde el punto de vista de la eficiencia en un área escolar determinada, sea aconsejable un cambio "técnicamente" indiscutible; sin embargo, si éste resultare incompatible con la capacidad de financiamiento, con las necesidades da desarrollo, o con las características culturales del país, un planificador de la educación tendría que pensarlo antes de incluirlo en los planes.

Finalmente, los cambios institucionales en los planes educativos deben ser objeto de una cuidadosa programación; no sólo se deben prever los diversos pasos que preceden y acompañan la realización de un cambio, sino que se deben identificar las consecuencias negativas que puedan provocar para impedirlas, neutralizarlas o encauzarlas.


c)    Características de los cambios institucionales.
 La multitud y variedad de las áreas y aspectos que constituyen un sistema educativo impiden ofrecer normas concretas para la inclusión de reformas en sus planes. En cada caso habrá que decidirse por lo que responda más equilibradamente al mejoramiento del sector, a la eficiencia de todo el sistema educativo y a la situación nacional. Para ello será necesario precisar el sector educativo que requiere cambio, analizar las alternativas propuestas por los especialistas, ponderar las repercusiones y exigencias de diverso orden de cada alternativa. La inclusión de cambios institucionales en los planes educativos exige ponderar ciertas características, con frecuencia olvidadas, que se derivan de la naturaleza misma de los cambios en ase sector.
 I) Los cambios institucionales son difíciles.
Toda institución supone estabilidad y continuidad; con los cambios institucionales se persigue el propósito de subsistir una situación estable precedente por otra considerada más adecuada. Ahora bien, la institucionalización no se reduce al acto de promulgar una ley; requiere además la aceptación social de los cambios propuestos qué sólo pueden tocarse con un reconocimiento general y creciente de la caducidad de las instituciones existentes.
La falta de conciencia sobre la necesidad de los cambios no sólo puede volver inoperantes las decisiones legales, sino que, en general impide que aquellas se realicen, A este hecho se alude cuando se habla de las dificultades de innovar en el campo educativo por inercia y resistencia a los cambios.
 II) Los cambios institucionales son graves y delicados.
Las proporciones de todos los factores que intervienen en un sistema escolar -volumen de alumnos, cantidad de personal docente y administrativo, número de: establecimientos, magnitud de los fondos públicos- la imposibilidad de prever todas las consecuencias que los cambios educativos puedan tener, y más aún, el hecho que éstas puedan advertirse cuando ya es tardé impedirlas, obligan a someter a reformas educativas, antes de imponerlas a un cuidadoso estudio e investigación.
III) No existen reformas educativas perfectas.
 Todo intento de cambios institucionales debe aceptar como presupuesto no sólo la imposibilidad de introducir reformas desprovistas de aspectos negativos sino también la temporalidad de los cambios propuestos. Un examen de las reformas introducidas en distintos países para encarar un mismo problema prueba que todas ellas presentan ventajas y desventajas. Por otra parte, las reformas sucesivas que durante los últimos 50 años se registraron en muchas partes demuestran que a pesar de lo acertadas que pudieron ser en su tiempo, paulatinamente se tornan inadecuadas.
 IV) Las reformas, educativas como tales no suelen ser experimentadles.
Cuando la experimentación parece constituir el camino más adecuado, si no el único, para responder a la actitud tecnológica contemporánea, la pedagogía no puede impedir verse enfocada también como una ciencia experimental. Por otra parte, los principios antes indicados parecerían sugerir la conveniencia de ''ensayar" las reformas educativas antes de generalizarlas a todo un país.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, sea por urgencia del cambio, incompatible con el tiempo que requiere experimentación, sea por la imposibilidad de reproducir a escala reducida las circunstancias nacionales qi e acompañan un cambio educativo, estos ensayos no son posibles ni aconsejables. Una alternativa a este dilema la ofrece, en cierto sentido la posibilidad de observar y analizar reformas ya introducidas en otros países; sin embargo, esas experiencias extranjeras, serán útiles siempre que se recuerde que ellas no ocurren en el vacío sino dentro de un contexto nacional determinado.
VI)          Las reformas educativas deben conciliar institucionalización con flexibilidad.
Las reformas educativas deben ir acompañadas de cierto grado de continuidad, como lo exige toda institucionalización; pero asimismo deben estar dotadas de un alto grado de flexibilidad y adaptabilidad para responder a las necesidades cambiantes y crecientes de sociedades en evolución.
El único camino existente para evitar los inconvenientes de la rigidez institucional sin recaer en los cambios continuos^ es dotar a las estructuras educativas de mecanismos tales que les permitan en forma coherente y coordinada una adaptación periódica.
VII)         Los cambios institucionales deben equilibrar eficiencia con economía.
La eficiencia de los sistemas educativos se expresa esencialmente en tres campos:
 la extensión del sistema de acuerdo con la interpretación dada en cada país al derecho a la educación; el nivel de formación y capacitación de los egresados por nivel y modalidad, de acuerdo con la finalidad atribuida en el país a cada uno de ellos; la distribución de los egresados entre los distintos niveles y modalidades según la composición de los recursos humanos exigida por la etapa de desarrollo en que se encuentra el país. £l objetivo de todo cambio institucional debe ser contribuir a la eficiencia del sistema en algunos de estos sentidos; ahora bien, las posibilidades de mejorar la eficiencia se encuentran limitadas por la escasez de los recursos financieros.
Ello significa, de una parte, que no existe un campo abierto para la imaginación en materia de reformas y, de otra, que el valor de las reformas debe medirse según como mejoren la eficiencia del sistema educativo, con los recursos disponibles, en el triple sentido mencionado. todo lo expuesto en los acápites anteriores exprésalas dificultades que suelen acompañar la identificación, preparación, decisión y ejecución de cambios institucionales en el campo educativo; confirma esta evidencia una rápida revisión de lo ocurrido en algunos países europeos, en lo que va del siglo XX, al intentar diversas reformas escolares.
Es quizás en este sector del planeamiento educativo donde se les exige, tanto a los técnicos como a los responsables de las decisiones políticas, cualidades de creación. intuición y estrategia para las cuales no hay normas metodológicas y tecnológicas. c)
c). Cambios en el currículo.
Entre los elementos formales de los sistemas educativos el currículo suele ser motivo y objeto de los cambios o reformas más frecuentes; y esto es explicable por el papel central que el currículo desempeña en la racionalización y organización del proceso educativo. En efecto, el currículo sintetiza e interrelaciona los objetivos y funciones de cada uno de los niveles y modalidades del sistema, los resultados a obtener, el contenido educativo deseable, la intensidad y características de cada una de las actividades a realizar.
En virtud de lo; dicho tanto la evaluación como la eventual reestructuración de los currículos constituyen parte esencial de proceso de planeamiento de la educación; sólo mediante la labor desarrollada en las escuelas y sintetizada en sus currículos, será posible satisfacer las demandas culturales, sociales y económicas de un país. Por otra parte, sólo cuando se ha definido, por lo menos dentro de un esquema, el currículo para cada año, nivel y modalidad, se podrá prever los recursos de personal, establecimientos, equipamiento: y detallar y financiar un programa de acción estratégico para disponer de ellos en el momento y proporciones necesarios.
La reforma de los currículos por consiguiente constituye el nexo que vincula dos etapas diversas de planificación; culminan la evaluación del pasado y las previsiones del futuro, y se sientan las bases de los programas de actividad por realizar.
Como en otros cambios institucionales, también en el área "curricular", la necesidad, la índole y el grado de los cambios por introducir resultarán de una cuidadosa evaluación del currículo vigente, en función de los objetivos y requisitos a los (ye debe responder la educación y a satisfacer los cuales está dirigido el plan. Sin embargo, entre los cambios institucionales, el del currículo se caracteriza por ser más expuesto a las discusiones teóricas, el más sensible a concepciones ideológicas y el más vinculado con esquemas referidos a valores.
A esta razón se debe, por ejemplo, que aún no hayan podido ser superados y resurjan periódicamente con renovado vigor los dilemas tradicionales entre enseñanza clásica y moderna, formación humanista y científica, formación general y especializada, enseñanza académica y práctica, etc.; también a ello se debe que los contenidos escolares elaborados en períodos históricos dominados por ideologías claramente diferenciadas y definidas sean rechazados en épocas ulteriores, como sucedió en los currículos utilizados durante el nacional-socialismo en Alemania y los empleados en el Japón Imperial entre las dos guerras mundiales.
A esto obedece también que los currículos vigentes en países con escalas de valores típicos y suficientemente definidas -aunque sólo sea de manera implícita- no coinciden totalmente con los empleados en otros países de diversa concepción de la vida, como sucede entre Japón y Estados Unidos, Unión Soviética y Alemania Occidental, Gran Bretaña y Francia, etc.
De todo ello que la elaboración del currículo ordinariamente constituye una etapa de la planificación expuesta a desacuerdos difíciles de conciliar, y origen de atolladeros, tanto más posibles cuanto mayor sea al heterogeneidad de criterios entre los dirigentes del momento en el campo educativo. El planificador de la educación puede contribuir, en gran medida, a superar estos momentos críticos, aplicando los elementos de juicio, concretos y cuantitativos, de los cuales debe disponer por su función.
 La tarea de elaboración de los currículos admite diversas interpretaciones según la concepción que de ellos se tenga. Dos son las posiciones extremas que en la práctica se registran y alrededor de las cuales se sitúan todas las demás. En un caso se identifica totalmente el contenido de la educación con los planes y programas de estudio, de acuerdo con esto los currículos son fijados y preparados por los organismos administrativos centrales, responsables de la educación, tal el caso de los países latinoamericanos. Aún con diferencias en cuanto al grado de detalle, ordinariamente tanto los planes como los programas inspirados en esta concepción son de tipo analítico, especifican cada una de las etapas del proceso de enseñanza para cada materia en todo el sistema escolar o, por lo menos en los niveles elemental y medio.
Otra es la situación en los países anglosajones; el alto grado de libertad concedido a los establecimientos y aun a los maestros, conduce a que con preferencia se fijen objetivos y grados de aprovechamiento por nivel escolar. Ambas concepciones de la elaboración de currículos y de su valor como norma pueden aducir en su favor argumentos válidos. La primera' se basa sobre la necesidad de asegurar que, en el plano nacional, el proceso de enseñanza se realice conforme a objetivos, contenido y resultados que responden a las necesidades del país.
La segunda tiende a garantizar la flexibilidad indispensable para adecuar el contenido de la educación a las diversas circunstancias en que se desenvuelve el proceso educativo. De todos modos, importa que el proceso de enseñanza se programe cuidadosamente, en escala nacional y en términos globales, en escala regional y local en función de necesidades específicas, por establecimiento y aula en función de las características concretas de los educandos y del propio establecimiento.
En cualquiera de los casos la programación del contenido de la enseñanza debe hacerse dentro del contexto más amplio del planeamiento de la educación, sobre todo en escala nacional y regional; esto plantea el problema práctico de las relaciones entre los especialistas en currículos y los planificadores generales de la educación, y también de la sincronización de sus actividades.
Estas relaciones son claras; por una parte, los segundos están en condiciones de proporcionar la información más completa, mejor sistematizada y más equilibrada sobre la eficiencia global del sistema y particular de cada nivel y modalidad, acerca de las nuevas funciones que éste debe desempeñar y sobre las posibilidades de diverso género que dispone el país. Con esta información, que se completará con la específica del área "curricular", los especialistas deberán elaborar los planes y programas que puedan contribuir al desarrollo cultural, social y económico tanto de los individuos como del país.
 Por otra parte, corresponde al planificador de' la educación, una vez decididos los contenidos propios de cada grado, nivel y modalidad, y luego de previstas sus consecuencias, elaborar y coordinar los programas específicos de acción que permitan ponerlos en vigencia; le compete enunciar las medidas necesarias para la formación de maestros, construcción y adaptación de edificios escolares, preparación de los medios requeridos de enseñanza, concepción de la estrategia que se utilizará para la adaptación de la estructura escolar, estimación total y distribución anual de los gastos, etc.
Finalmente, es el planificador educativo quien analizará la compatibilidad de todas estas exigencias en términos de personal, edificios, materiales y dinero con la situación concreta tanto del sistema escolar global como del país. En caso de incompatibilidad deberán exigirse los ajustes necesarios por parte de los especialistas en currículos hasta llegar a proposiciones más realistas. Aunque este doble papel que desempeña el planificador no se limita a sus relaciones con los especialistas en currículos, sino que se repite tanto frente a cada una de las áreas especializadas de un sistema escolar (arquitectura escolar, administración escolar, etc.) como frente a campos extraescolares que deben contemplarse en un plan educativo (recursos humanos, ministerio de hacienda, etc.), quizás sea en la elaboración de los currículos donde se originan los mayores problemas.

8.    CALIFICACION Y CUANTIFICACION DE MEDIOS E INSTRUMENTOS
En cuatro grandes categorías pueden agruparse los medios indispensables para obtener los objetivos y metas y realizar los cambios institucionales previstos en el plan de educación:
ü  los recursos humanos;
ü  las instalaciones y los materiales de enseñanza;
ü  los recursos financieros; y
ü  los instrumentos técnico-administrativos.
Conviene advertir que, durante una primera fase de la programación esta determinación de requisitos constituye una forma de estimar el esfuerzo que representaría perseguir determinadas metas y, por lo tanto, una puesta a prueba de la posibilidad de lograrlas, de donde las estimaciones se refieren a órdenes de magnitud y tienen un carácter global y aproximativo.
La identificación precisa, diferenciada y detallada de los requisitos en materia de personal, como también los físicos, instrumentales y financieros es una labor que se realiza para la formulación de los programas y los proyectos específicos de actividad. Un problema común y previo a la determinación de estos requisitos es el establecimiento de las normas o standards que regirán la prestación de los servicios educativos.
Estas normas establecen relaciones cuantitativas entre los diversos elementos de dichos servicios; por ejemplo, número de maestros o establecimientos por supervisor; relación entre personal docente y administrativo; cantidad de horas de trabajo por maestro; espacio por alumno; cantidad de material didáctico por alumno o por grado; etc.
Estas relaciones además conviene establecerlas por "unidades operativas", así por ejemplo: la cantidad de maestros, personal administrativo y auxiliar, aulas y facilidades para distintos usos, materiales didácticos, etc., necesarios para la marcha de un establecimiento de determinada índole que funcione con una dada cantidad de alumnos y una cierta organización escolar.
 Este último punto de referencia, o sea la organización escolar, es de suma importancia, por cuanto la combinación adecuada de diversas modalidades de organización puede ser un factor decisivo en el logro de metas ambiciosas a pesar, muchas veces, de la limitación de los recursos. Así, por ejemplo, la educación primaria puede impartirse mediante escuelas de seis grados con los correspondientes maestros, escuelas unitarias, escuelas con dos o tres maestros; la educación secundaria, mediante establecimientos que comprendan una sola o varias modalidades; la educación profesional mediante combinación de enseñanza dentro del sistema educativo.
Estas diferentes modalidades dan flexibilidad a la prestación de los servicios educativos y mediante diversas combinaciones de recursos físicos, humanos e instrumentales multiplican las posibilidades de responder a necesidades educativas que, de otro modo más convencional, no sería factible atender.

9.    LOS REQUISITOS DE PERSONAL

 A este respecto, son dos los elementos que es necesario considerar. Por una parte, la estimación del volumen y la composición del personal que exige el cumplimiento de las metas y, por otra, la política a seguir en cuanto a desarrollo de los medios de formación y los incentivos para adecuar la oferta de personal a las necesidades.
Acerca de lo primero, las estimaciones deben resultar de la conjugación de los siguientes elementos:
a)    Déficit actual de personal.
 Estos déficit incluyen tanto carencia de personal como las deficiencias advertidas en su nivel de calificación. En muchos casos la cantidad de personal parecerá suficiente y la deficiencia consistirá en fallas en lo tocante a su estructura por calificación.
b)    Reemplazo de pérdidas.
 Las necesidades por pérdidas se estimarán teniendo en cuenta las tasas de mortalidad, jubilación, abandono de la actividad y movilidad dentro del sistema que puede originar déficit en determinados sectores.
c)    Necesidades derivadas de la expansión proyectada del sistema educativo y de ¡os cambios estructurales y de currículo.
Se carece de criterio o método uniforme para estimar estas necesidades; las normas o standards a los que antes se hizo referencia se conjugan de diferente forma de acuerdo con el tipo de servicio. En la educación primaria deberá considerarse tanto la relación alumnos por maestro, como las características de densidad y distribución de la población por escolarizar, como así también los diversos tipos de establecimiento que, a consecuencia con lo anterior, deben ser utilizados.
En la educación media se tornarán en cuenta las relaciones alumnos por curso, por materia o área del currículo, horas por materia y por profesor. En la superior, a las anteriores normas habrá que añadir las relaciones entre labores docentes y de investigación para profesores de dedicación completa o a tiempo parcial.
En cuanto al personal de la administración adviértanse criterios diferentes; en algunos casos el aumento de personal sería directamente proporcional a la expansión proyectada del sistema, y en otros dependerá de los programas de tecnificación de los diversos servicios.
Respecto a la política de desarrollo de los medios de formación, deben considerarse tanto las instituciones regulares de formación como los medios empleados para capacitar, elevar el nivel de calificación y especializar al personal en servicio. Tan importante como asegurar que de los programas de formación y calificación egresen las cantidades convenientes de individuos es la introducción de cambios en las instituciones para mejorar el contenido y elevar sus niveles de calidad. Son estas transformaciones las que más importan y no la simple expansión numérica para lograr el ajuste cuantitativo entre oferta y demanda de personal.
Los países en desarrollo se encuentran ante la compleja tarea de expandir los medios de formación para acelerar el crecimiento de sus sistemas educativos y al mismo tiempo imprimirles una calidad y eficiencia sin las cuales la educación no podrá cumplir el papel que se le asigna.
Ampliando simplemente los medios de formación con sus características presentes se corre el peligro de extender y consolidar las deficiencias actuales. De poco servirían las previsiones de metas de formación sin una política de incentivos que asegure los flujos necesarios de matrícula en estos establecimientos, la incorporación de los egresados y la permanencia en el servicio. Esta política reviste una vital y creciente importancia, dado el creciente atractivo que ejercen otras profesiones y ocupaciones distintas de la enseñanza, particularmente entre los varones, y la poca disposición de los maestros recién egresados para prestar sus servicios en lugares distantes de los centros urbanos.
El problema de contar con la cantidad y composición adecuadas del personal para la educación es un fenómeno universal que tiende paradójicamente a agravarse con el desarrollo de los países, y puede llegar a constituir el mayor obstáculo para acelerar el crecimiento y elevar la calidad de los sistemas educativos. Por estas razones lo relacionado con la previsión y el cumplimiento de los recursos de personal constituye el punto neurálgico de una política y un planeamiento eficientes en la materia.

10.  LOS REQUISITOS FISICOS
Para el cumplimiento de los objetivos, metas y cambios institucionales, además de las necesidades de personal, será menester definir y medir el volumen y calidad de las instalaciones así como la cantidad de bienes y servicios que debe requerir el sistema educativo durante la ejecución del plan. Las primeras aluden a la capacidad instalada y sus necesidades de ampliación; las segundas se refieren a la capacidad de operación de esas instalaciones y al posible mejoramiento de sus niveles de calidad.

Pueden realizarse estimaciones globales del monto necesario de requisitos físicos utilizando determinados coeficientes y normas, si bien una apreciación estricta sólo podrá obtenerse cuando se hayan establecido los proyectos de actividad de cada uno de los programas que constituyen el plan de educación; las estimaciones globales darán una idea del orden de magnitud de las inversiones necesarias y del volumen de los gastos generales de funcionamiento.

El cálculo por proyectos posibilitará la formulación del plan de inversiones y su presupuesto así como las necesidades presupuestarias de funcionamiento que no están destinados a gastos personales. Una vez determinados los proyectos que funcionarán en cada programa pueden iniciarse los estudios para establecer el monto de las inversiones necesarias tanto en construcción como en dotación de bienes de equipo.

a)    Al comparar la capacidad locativa de que dispone inicialmente cada uno de los proyectos con la que requieren en el futuro, se obtendrá el volumen de las construcciones necesarias entre las que deberán distinguirse las obras de reformas y ampliación y las obras nuevas. Será preciso establecer, si antes no lo estaban, las normas, tanto pedagógicas como técnicas de construcción que deben ser aplicadas; de este modo también se podía limitar la imaginación de los constructores de cada proyecto y evitar gastos superfinos.

Estas normas de construcción deben, corno es lógico, especificarse para cada tipo de unidad de servicio y referirse principalmente a superficie construida, materiales empleados y, como consecuencia, costos de capital. El plan de construcciones debe detallarse por proyectos que correspondan a los de acción educativa, y en cada uno de ellos se especificó; la superficie dedicada a aulas, laboratorios, talleres, servidos, etc. y tiempo de duración de la obra y distribución en el mismo de las diversas obras, con fechas de iniciación y entrega al servicio; las normas concretas de construcción aplicables y los costos del proyecto; vida útil estimada del proyecto completo y sm costos anuales de mantenimiento y amortización.

b)    Teniendo en cuenta las disponibilidades actuales de equipos y las necesidades derivadas de los diversos proyectos es posible determinar el volumen total de inversión requerida para el equipamiento. Aquí es conveniente distinguir entre las compras destinadas a completar las unidades existentes y las exigidas por la instalación de nuevos servicios, ya que son distintos los procedimientos de adquisición que deben seguirse en uno u otro caso. El volumen de necesidades debe ser especificado por proyectos en cada uno de los cuales se señale el número de unidades de equipo que se requieren, el período de vida útil de cada unidad y los gastos anuales de mantenimiento y reposición.

c)    El cálculo de los elementos físicos que requiere el sistema educativo periódicamente sólo puede ser exacto cuando se lo elabora para cada proyecto teniendo en cuenta siempre los diferentes tipos de unidades operativo y de prestación que los constituyen. Hasta el presente pocos países se han preocupado por realizar este cálculo y precisar exactamente el volumen de gasto por suministros o por servicios no personales. Es posible que ésta sea una de las causas principales de la distorsión en materia de distribución de gastos por conceptos que presentan todos los países en proceso de desarrollo.

Por otra parte, es necesario definir claramente una política para atender estas necesidades antes de elaborar un programa para satisfacerlas; esta política es absolutamente necesaria, especialmente en los que se refiere al mantenimiento de instalaciones, en la mayoría de los casos desatendido por completo, y al suministro de materiales didácticos. Sin embargo, el grado de utilidad de esta política, más allá de la simple expresión de aspiraciones, dependerá del hecho que llegue a definir claramente prioridades y precisar el ritmo de atención a las diversas necesidades de acuerdo con los recursos disponibles.

11.  LOS RECURSOS FINANCIEROS

La determinación de los recursos financieros requeridos para el cumplimiento de las metas del plan exige equilibrar adecuadamente las estimaciones de recursos disponibles en cada fuente con las estimaciones de costo de los programas que debe ejecutar cada uno de los diferentes organismos responsables de la educación. El hecho que muchos planes de educación no se hayan realizado puede deberse a que en ningún momento se tuvieron en cuenta las posibilidades financieras de las diversas fuentes de recursos y se elaboró la proyección de los gastos educativos aplicando los costos de operación actuales, o a partir de costos unitarios arbitrariamente establecidos.
La proyección del total de recursos disponibles y la proyección de la línea de tendencia para asignar recursos al sector determinan los límites dentro de los cuales deberán realizarse las asignaciones anuales, puesto que las disponibilidades no siempre se traducen en asignaciones. Entre estos límites debe situarse la curva de costos totales del sistema educativo; esto obligará a una cuidadosa programación de los servicios para alcanzar las metas señaladas en el plan utilizando recursos disponibles. Por esta razón es más conveniente partir de las estimaciones de recursos disponibles antes que de estimaciones globales del costo de la educación.

En la mayoría de los casos la primera estimación del costo total de aplicar el plan estará por encima del monto de recursos disponibles, especialmente cuando la estimación se ha realizado basándose sobre las normas actuales de prestación de los servicios; la tarea de los planificadores consistirá en establecer las nuevas normas que permitan lograr las metas con los recursos disponibles.

a)     Estimación de los recursos disponibles.
No es fácil hacer la estimación de los recursos disponibles para educación a largo plazo con un margen de error reducido. A corto plazo parece, sin embargo, relativamente sencilla, por cuanto las variables y parámetros que participan en su determinación son identificables y cuantificables.
Es preciso estimar el volumen de los fondos, procedentes de diversas fuentes, que estarán disponibles para la educación en el futuro próximo: sector público, sector empresarial, sector familiar y sector externo.
I)             Los recursos del sector público son función del producto nacional bruto, de la carga impositiva y del volumen de los gastos en otros sectores de la actividad; su análisis de posibilidades debe hacerse colaborando con las oficinas generales de planificación, para disponer de todos los elementos de juicio necesarios que permitan determinar cuál puede ser el porcentaje de recursos que la nación, provincias o municipios, puedan destinar a la educación..
II)            Los recursos potencialmente disponibles párala educación en el sector empresarial son función, asimismo, de la tasa de participación del sector en el producto nacional y del volumen de beneficios, aunque la información sobre estos últimos suele no estar disponible o no merecer gran confianza.
 Es necesario realizar el estudio de las posibilidades del aporte de este sector utilizando indicadores indirectos tales como el volumen de gastos efectuados en publicidad, asistencia social, recreación, etc., y también teniendo en cuenta las disposiciones legales que establecen obligaciones o estimulan el aporte.

III)           Los recursos provenientes del sector familiar dependerán del volumen de rentas de capital y trabajo y de su distribución y, como es natural, variarán considerablemente entre las diversas regiones del país. Sería preciso realizar una investigación para determinar la capacidad de aporte de las familias, la que además dependerá de la conciencia que exista acerca de los beneficios personales de la educación. Dicha investigación debería suministrar información estimativa sobre el número de familias cuyos ingresos están por debajo del mínimo de subsistencia y que incluso requieren ayuda económica para poder educar a sus hijos; el número de familias cuyos ingresos no permiten esperar ningún aporte de ellos a la educación y para quienes el servicio debe ser totalmente gratuito; el número de familias cuyos ingresos permiten participar en los gastos de educación; y el número de familias cuyos ingresos permiten el pago total de la educación de los hijos.
IV)          El sector externo constituye una fuente de recursos para la educación que adquiere cada vez mayor importancia. Con todo, representa una fuente adicional, y hasta cierto punto marginal en las estimaciones de disponibilidades futuras de recursos. La información relativa a esta fuente suele aparecer en los programas de asistencia de los organismos internacionales o agencias, fundaciones e instituciones de crédito; el monto del posible aporte está supeditado a negociaciones especiales y a la capacidad de endeudamiento del país.

b)    Estimaciones del costo.
Las estimaciones de costo son la parte más positiva del análisis financiero de la educación y tienen por objeto determinar el volumen de gastos que entrañaría alcanzar las metas previstas con los diferentes tipos de establecimientos u organización de los programas educativos. Determinar el costo es una operación compleja que implica haber examinado y combinación de estos. de ajuicio cómo los siguientes:
ü  la conveniencia de utilizar determinados métodos o procedimientos de prestación de servicios educativos, así por ejemplo la enseñanza por radio;
ü   - la comparación de costos de los diferentes procedimientos de enseñanza que permita determinar los más económicos;
ü   - los puntos de referencia para la asignación de recursos en determinados gastos y la fijación de las tarifas que deben cobrarse por la prestación del servicio;
ü   - la conveniencia de ejecutar directamente una actividad determinada, contratar el servicio o estimular su ejecución por parte de otro sector mediante subvención, etc.

Tiene un importante papel en la estimación de costos la posibilidad de determinar los costos standard. Estos proporcionarán además elementos de juicio para el control de costo y operación que debe iniciarse en cuanto el. plan entre en ejecución. El establecimiento de normas no puede limitarse a las unidades utilizadas actualmente, sino que debe abarcar también las unidades operativas y de prestación que puedan ser utilizadas en el futuro.
Para la determinación de standards deben considerarse los análisis de costos y operación realizados y los requerimientos pedagógicos; los primeros señalan qué límites reales servirá la norma; los segundos marcan los límites aceptables de la calidad de la prestación.


Los pasos del proceso serían:
ü  el establecimiento de normas de utilización de los diversos factores en cada unidad operativa, y su traducción a precios del mercado para obtener el costo standard en términos monetarios;
ü  el estudio: de las diversas agrupaciones que pueden hacerse con las unidades operativas para obtener los diferentes tipos de unidades de prestación que deben formarse; este estudio y la determinación de los diferentes tipos de unidades de prestación deben hacerse tratando de obtener la máxima utilización de los recursos. - el estudio de las dimensiones mínima y óptima de cada tipo de unidad de prestación según del número de alumnos atendidos y determinación de los costos standard en términos monetarios para cada tipo. Esta parte del análisis permitirá establecer los tipos de unidad de prestación que deben crearse de acuerdo al volumen y las características de la población que se debe atender.

c)    La distribución de los recursos.

Estimadas las disponibilidades de recursos en cada una de las fuentes para los próximos años, es necesario adoptar un criterio para la distribución de los recursos entre los diversos organismos responsables del cumplimiento de las metas; es indudable que el elemento básico para la asignación es el volumen de actividad de cada organismo expresado en términos de matrícula.

Además, será necesario tener en cuenta la composición de esta matrícula según niveles y ramas de enseñanza, número de cada uno de los diferentes tipos de unidad operativa que el organismo utiliza, así como las necesidades de ampliación de su capacidad instalada. La expresión "asignación de recursos disponibles" tiene aquí un sentido amplio pues incluye tanto la asignación de fondos públicos a los diversos organismos educativos, como las normas que deben orientar su acción para obtener recursos de otras fuentes. La distribución dé los recursos asignados a cada organismo por programas y por concepto del gasto, debe hacerse teniendo en cuéntalas estimaciones de costo de las diferentes formas alternativas de realizar los servicios educativos para el logro de las metas señaladas.

12.  LAS PREVISIONES EN CUANTO A LA EJECUCION
De nada serviría elaborar un plan de educación, determinar sus objetivos y metas, prever los cambios a introducir en los sistemas educativos y estimar los recursos humanos, físicos y financieros que tal elaboración implica, si el plan mismo no contemplara las medidas necesarias para ejecutarlo por parte de la administración educativa.

Las medidas que se adopten pueden abarcar, según el caso, desde una restructuración completa de la administración del país a la simple distribución de responsabilidades relacionadas con los diversos programas y proyectos del plan, pasando por las reformas parciales necesarias sobre organización de algunos servicios, fortalecimiento de ciertos mecanismos o determinadas unidades técnico-administrativas.

La reorganización administrativa constituye tanto un campo específico de cambio institucional como uno de los recursos técnicos que participan en la realización de un plan. 

No siempre será necesario o posible incluir en un plan educativo reformas administrativas; en cambio, en ninguno pueden faltar medidas que contemplen la clara asignación de responsabilidades exigidas para ejecutarlo.

a)    Reorganización administrativa.
 Lo primero que se debe puntualizar es que una restructuración total de la administración educativa se realizará en mejores condiciones y será más eficaz si forma parte de la reforma general de la administración del país. En segundo lugar, debe tenerse en cuenta que no existe un modelo teórico de organización administrativa en materia educativa que pueda tomarse como guía para la restructuración. En realidad, hay países con organización administrativa muy diferente y un alto grado de eficiencia; la solución en cada caso estará dada por las características generales gubernamentales y administrativas del país, el diagnóstico cuidadoso de la administración educativa actual y las características del desarrollo educativo deseable en el futuro.
Hay, además, un criterio orientador de la reorganización que se deduce de la naturaleza de todo plan, y que aspira a que todos los esfuerzos de los diferentes organismos se orienten coordinadamente, sin duplicaciones y en la forma más económica. El mismo propósito induce a buscar la forma de integrar los esfuerzos de los diferentes organismos del sector público y del sector privado en todas las etapas del proceso de reorganización y programación.

b)    Asignación de responsabilidades.

Se trata, a este respecto, de definir el papel específico que le corresponderá desempeñar, en la ejecución del plan, a cada una de las instituciones u organismos que actúan en el campo educativo. Esta distribución podrá efectuarse fácil y rápidamente una vez adoptado el plan, siempre que su contenido haya sido estructurado según él esquema de programas, subprogramas y proyectos mencionados anteriormente; en caso contrario, la asignación de responsabilidades resultará necesariamente incoherente y arbitraria: Esto significa que la norma para distribuir responsabilidades en la ejecución queda definida por la estructura misma del plan. Para la asignación de responsabilidades a cada organismo deberán tenerse en cuenta algunos principios; así, las responsabilidades asignadas deben corresponder al marco general de funciones específicas del respectivo organismo, reflejar propósitos distintos y claramente diferenciados, y fijarlas con independencia de la capacidad financiera del organismo, teniendo en cuenta ante todo su capacidad operativa.
En síntesis, los recursos de personal, físicos y financieros, son los requisitos que podrían llamarse directos o específicos para alcanzar los objetivos y metas del plan; los requisitos técnico-administrativos, aunque de índole más general, condicionan la eficiencia de los primeros y de este modo la capacidad operativa del sistema educativo.
En efecto, es posible que, aunque se llegue a contar con medios suficientes, las metas no se logren por incapacidad administrativa del sistema para organizar la actividad y movilizar los recursos físicos y humanos correspondientes. En algunos casos esta dificultad se resuelve introduciendo en el plan un período de transición durante el cual se ponga el acento sobre la aplicación de las medidas indispensables para crear las condiciones que garanticen su más eficaz ejecución.